La labor que realizan las
organizaciones sociales en los sectores populares es muy importante y sobre
todo necesaria para la generación de oportunidades e iniciativas más aún cuando
el gobierno ha privatizado esta función pública.
La población juvenil de
los sectores populares es muy variada, una gran masa de jóvenes estudiantes,
trabajadores, familias enteras que se han ubicado en un territorio marginal por
ser sectores accesibles para algunos estratos sociales, compuesto por personas
que buscan su desarrollo social y económico, desplazados obligados por la
situación de conflicto y violencia por parte de los diferentes grupos de
interés, así como también por habitantes que solo buscan zonas cómodas y de
bajo presupuesto para hacer su proyecto de vida.
Estos territorios
constituyen un punto de encuentro de culturas regionales, ya que sus habitantes
cargan con toda la riqueza cultural haciendo territorios diversos. Así mismo,
en el territorio se generan subculturas que demuestran un propio estilo de vida
de los jóvenes, definitorio de prácticas y comportamientos no siempre bien
vistos ni comprendidos por la sociedad.
En general, vivimos una
época en donde se presenta una falta de oportunidades en distintos campos
debido a la ausencia de iniciativas por parte del Estado y sus gobernantes, la
estigmatización juvenil que como fenómeno social viene de la generalización de
hechos sensacionalistas y amarillistas por parte de los medios de comunicación,
el problema de autoestima e imagen propia que representa una barrera para
lograr la creencia en sí mismo y el encuentro de una identidad, etc.
Y aunque es cierto que sí existe
una difícil problemática en algunos de los jóvenes, no es válido que por una
parte minoritaria de la población juvenil, se estigmatice todo un territorio.
En el territorio existen cientos de apuestas por generar un cambio social,
jóvenes con proyectos que se alejan del estereotipo del “joven conflictivo” y
que son parte de una imagen que no siempre se ve.
Las iniciativas de las
organizaciones sociales son muy importantes pues suplen necesidades sentidas
por la comunidad. Sin embargo, las generalizaciones en que se puede caer frente
a los jóvenes, contribuyen a mantener la estigmatización y “vender” la mala
imagen representada, negando la riqueza y la diversidad.
Con esto no se pretende
juzgar ni señalar, sino solamente dejar una reflexión pertinente para todas
aquellas organizaciones sociales que realmente se encuentran comprometidas con
el cambio social y no solamente con la consecución de recursos que les permite
mantener una forma de vida parasitaria que se alimenta de lo social.
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