Navegando, investigando o vagabundeando “virtualmente” de un lugar a otro por las fuentes informativas de la Internet, pensé nuevamente en aquel tema sobre la influencia que tienen los medios de comunicación en mi opinión o en la de otros que como construcción imaginaria a partir de hechos, aunque diferente, viene a ser lo mismo. Y qué mejor tema encontré, propenso a la horrorosa manipulación mediática: la parapolítica, uno de los últimos jugosos escándalos producidos por la política colombiana y los medios de comunicación.
Así, desde mi blog como vehículo comunicativo, me sobrevino el ideal altruista del héroe que aún no he podido ser y se me ocurrió presentar una sub-versión del tema desde lo producido por los medios pero al mismo tiempo una versión crítica y alternativa a dicha “realidad” -de allí lo subversivo, no se piense mal-, valiéndome del esquema misceláneo que permite la crónica como noticia interpretativa y valorativa dentro de una “novela de no ficción” que pretende tomar como fuente los juicios emitidos por los protagonistas dentro de la narrativa de los hechos.
¿Crónica? Dicen que la crónica remite a la narración histórica de un hecho, al detalle, la descripción y la valoración subjetiva e interpretativa de varias opiniones, incluida la del cronista y la del posible lector. Entonces: ¿esta forma de comunicar es compatible con el periodismo y su pretendida rigurosidad objetiva? Sin caer en posiciones optimistas o trágicas como las que se impusieron con el paradigma instrumental y crítico de los estudios en comunicación, me arriesgo a afirmar que los medios de comunicación funcionan como una crónica dirigida, relatan historia por fascículos, gacetas que llevan implícita una versión de un hecho contingente, pero moldeado de acuerdo a una forma de ver la realidad.
¿Parapolítica? Siendo consecuente con mi imagen de medios de comunicación como cronistas de versiones sobre hechos que constituyen una realidad, la parapolítica sería precisamente eso (o por lo menos para las audiencias, o sea todos los consumidores de medios, es decir, sin ser absolutista, para todos), una historia dentro de otra historia, una construcción social en la que intervienen muchos arquitectos a partir de versiones que se tejen desde distintos niveles y posiciones en los medios de comunicación.
El tema parece ser el apropiado para mi heroico acto inicial. Responder la pregunta por la influencia de los medios de comunicación en la vida individual y social no es nada fácil. Quizá es un acto suicida frente a la realidad de los medios de masas, para darle algún sentido al fenómeno paramilitar en su expresión parapolítica, trascendiendo la barrera existente entre la información y el conocimiento a partir del análisis de medios. Desentrañar la lógica de funcionamiento de los medios que codefinen mi propia realidad y la de los demás, significa sumergirse dentro de lo producido, como un carácter discordante en el texto, una letra que cambia la semántica de las palabras dentro del articulado, con la osada intención de establecer una relación simbiótica simultáneamente crítica y enriquecedora con los medios de comunicación.
Subversivamente, con este decidido propósito empecé nuevamente a navegar buscando el medio ideal desde el cual emprender mi análisis. El periódico parece seguir siendo, en esta época de convergencia, el más completo medio de comunicación. Empecé entonces mi recorrido tempoespacial, en tres momentos y en tres niveles en varias formas de presentación del escándalo parapolítico entorno al debate en el Congreso del 17 de Abril de 2007, impulsado por el Senador Gustavo Petro del PDA y su desarrollo en los periódicos disponibles en Internet a nivel regional, nacional e internacional en el periodo comprendido entre el 17 y el 27 de Abril de 2007 en diarios de circulación regional como El Pilón de Valledupar y El Informador de Santa Marta como muestra de la percepción local del acontecimiento a través de noticias, en una región donde la influencia de estos grupos, según se ha dicho, es evidente; luego pasaría a El Tiempo y El Espectador a nivel nacional donde busco analizar la opinión frente al fenómeno desde las diferentes posturas ideológicas de sus columnistas y lectores; y finalmente, a nivel internacional, abordo las lecturas notíciales de El País y La Vanguardia de España, y El Clarín de Argentina, sumando a ello materiales publicados en algunos portales y fuentes de la red.
Antes de entrar en la producción de cada uno de estos periódicos, es inevitable preguntarse que ha pasado para que los medios incluyan el tema en su agenda informativa y cómo lo han manejado. Según el CINEP, el debate sobre los nexos entre élites políticas y paramilitares es en la actualidad el principal reto frente a la calidad del régimen informativo colombiano, teniendo en cuenta que Colombia enfrenta tres procesos simultáneos en los cuales los medios de comunicación son fundamentales: el proceso de negociación con los grupos paramilitares, el conflicto armado y el surgimiento de bandas emergentes. El antecedente más cercano sobre como los medios colombianos asumieron el tema, fueron las negociaciones de paz entre el Gobierno de Andrés Pastrana y las FARC-EP (1998–2002) donde hubo “apertura comunicativa”, a diferencia del “cierre comunicativo” de la presente negociación Uribe con las AUC. En la coyuntura parapolítica, los medios estarían asumiendo una posición intermedia, el “equilibrio del péndulo” como política de punto medio en la cual asumen un periodismo de denuncia que al mismo tiempo desplaza el debate hacia aspectos de poca relevancia.
Para contextualizar el tema, UN Análisis, programa de actualidad y debate académico de la UN Radio, emisora de la Universidad Nacional de Colombia, en su emisión del 23 de Abril de 2007, desarrolla la temática propuesta ofreciendo un significativo preámbulo. Se señala como desde marzo de 2006 cuando se reveló por el computador de “Jorge 40” el nexo entre paramilitares y políticos, y tras la divulgación del pacto político con Salvatore Mancuso, se desata la controversia nacional que desemboca en el debate del 17 de abril de 2007 impulsado por el Senador Gustavo Petro del PDA sobre las Convivir en Antioquia y sus relaciones con políticos y militares, ante el cual el presidente Álvaro Uribe responde el 19 de Abril mediante una intervención pública de defensa con una rueda de prensa. Desde este panorama, se puede empezar a observar el manejo hecho por los medios de comunicación.
Iniciando el recorrido virtual por los medios desde una región de influencia paramilitar, me encontré con el periódico El Pilón de Valledupar y El Informador de Santa Marta. Ambos periódicos regionales en sus noticias sobre el tema se centran en las consecuencias del debate de la parapolítica, tomando como fuente los comunicados y declaraciones públicas de “notables” con titulares como “Apoyo al presidente Uribe: Fedegán convoca marcha nacional” o ““Dedicaremos todas las energías a lograr un Cesar sin paramilitares”: Uribe Vélez” de El Pilón en los cuales transcriben parte del comunicado del gremio y del discurso del presidente; como correlato, El Informador muestra su preocupación por la imagen tanto de la región como del presidente, expresada por “la clase política, dirigente y cívica del sur del Magdalena” que considera problemático el “estigma de la parapolítica”, pues según ellos el Magdalena se encuentra acéfalo en un estado de crisis, de allí los titulares: “Solicitaron a Mininterior: Estabilidad político-administrativa y continuidad al programa de gobierno” (23/04/2007) y “Admitió Uribe. “Acusaciones sobre su familia afectan las relaciones del país”” (20/04/2007) que presentan nuevamente el rechazo del debate adelantado. De acuerdo a lo anterior, esta muestra de periódicos regionales presenta un vació en las fuentes y en la construcción misma de la noticia, manifiesta en la reproducción de una sola voz en el trato de la información y en la escasez de investigación e información adicional.
Pero bueno, es comprensible que regionalmente se reproduzca “la voz de los que tienen voz”, los importantes, incluso los buenos informativos (Noticias UNO por ejemplo) buscan seleccionar acontecimientos que a la audiencia le interese realmente, y qué mejor que sus protagonistas. El problema es la representación que se hace a través de los medios (véase el caso del documental Los Niños de Beslan), el significado social que se le puede dar a un acontecimiento como la parapolítica excluyendo voces como las de la oposición o la academia; es allí donde se puede hablar de poder y manipulación desde los grupos de interés de élite vía medios.
En aquel momento frustrante frente a la realidad de la versión regional de la parapolítica, prefiero pasar al nivel nacional, con mayor cubrimiento y quizá donde mejor se puede ver la pluralidad informativa. Las columnas de Maria Jimena Dussan y Fernando Londoño pueden ser muestra de ello. Dussan, conocida por su postura crítica frente al gobierno, sobre el mantenimiento de la opinión favorable del presidente luego del debate de acuerdo a las difundidas encuestas, se pregunta “¿Es 'para' el corazoncito de los colombianos?” (22/04/07), señalando detalladamente que a pesar de las evidencias incriminatorias del presidente “este país no solo se derechizó por cuenta de lo que sucedió en el Caguán, sino que le ha dado por considerar al paramilitarismo como un mal menor, al cual hay que perdonarle sus excesos, en el entendido de que es un aliado incondicional en la lucha contra la subversión”; como respuesta, el polémico uribista Londoño, de clara tendencia conservadora, habla de la existencia de “las inmensas mayorías nacionales” del “80 por ciento de quienes apoyamos al presidente” que la oposición no acepta y que al no lograr convencer, decide desprestigiar al gobierno a nivel internacional desde Washintong, señalando que “Colombia padecerá mucho. No importa. Sus más caros intereses pueden naufragar No importa. Centenares de miles de compatriotas se quedarán sin empleo. No importa. El patriotismo es flor marchita en muchos corazones. Lo que importa es virar a la izquierda”. Quizás debido a la libertad de opinión que permite expresar las columnas, representan otras voces importantes en el tratamiento de la información, como puede observarse en estos casos extremos de posturas disímiles y que complementan la simple noticia.
Sin embargo, la prensa en Internet también amplió la participación de lectores, pasando de “la carta de nuestros lectores” en la edición impresa a los comentarios de noticias, el foro virtual o la pregunta del día. El Espectador, en los comentarios de los lectores publicados en la web sobre la entrevista realizada al Senador Petro titulada “Paras en Antioquia: la hora de la verdad” (15/04/07), recibe alrededor de 20 comentarios variados (con 117 calificaciones) que van desde posiciones de respaldo por “atacar de manera frontal a la mafia”, rechazo por sacarle “el cuerpo a las preguntas relacionadas con la guerrilla”, denuncia a los medios porque “la transmisión en directo [del debate] sólo pudo ser escuchada por unos pocos minutos” o por considerar que la “entrevista es implacable y malintencionada”, entre otros. Aunque la participación en estos espacios en la práctica es reducida, sea por acceso o por requisitos y/o exigencias del medio, dan cuenta de pluralidad y de apertura, permitiendo una apropiación real de la información.
Por último, paso al nivel internacional en el cual algunos periódicos reconocidos presentan noticias colombianas, en especial las de gran impacto o relacionadas con otro país, elaboradas por periodistas corresponsales o grandes agencias de noticias, dentro de su sección internacional latinoamericana. Este es el caso de El País de España, diario que a diferencia de La Vanguardia (que ignoró completamente el tema), muestra continuamente noticias colombianas como las desatadas por el debate de Petro. Titulares como “La oposición colombiana denuncia que Uribe promovió grupos paramilitares” (18/04/07) y “Nuevas acusaciones contra Uribe en el Congreso colombiano” (19/04/07), evidencian un seguimiento del tema dentro de la misma línea interpretativa, destacando aspectos que la prensa nacional no consideró, tal como la propuesta de Petro de realizar un “acuerdo nacional por la verdad”; sin embargo, las noticias parecen quedarse en la espectacularidad de los hechos, al destacar la precariedad de las instituciones y lo macabro del conflicto colombiano con titulares como “Colombia busca en fosas comunes cuerpos de 400 víctimas de paramilitares”, presentado por otro medio (El Clarín) como “La Violencia Paramilitar. Colombia: hallan los restos de 78 asesinados”, discordancias o cambios de acento que prueban la superficialidad de la investigación en ciertas informaciones. Puede decirse entonces que a nivel internacional, se presenta otra versión mediática de acuerdo a la caracterización del país como país en conflicto, privilegiando voces opositoras que contrastan con versiones oficiales, pero que encasillan la noticia en el tema de la violencia, a veces de manera imprecisa.
Así, desde mi blog como vehículo comunicativo, me sobrevino el ideal altruista del héroe que aún no he podido ser y se me ocurrió presentar una sub-versión del tema desde lo producido por los medios pero al mismo tiempo una versión crítica y alternativa a dicha “realidad” -de allí lo subversivo, no se piense mal-, valiéndome del esquema misceláneo que permite la crónica como noticia interpretativa y valorativa dentro de una “novela de no ficción” que pretende tomar como fuente los juicios emitidos por los protagonistas dentro de la narrativa de los hechos.
¿Crónica? Dicen que la crónica remite a la narración histórica de un hecho, al detalle, la descripción y la valoración subjetiva e interpretativa de varias opiniones, incluida la del cronista y la del posible lector. Entonces: ¿esta forma de comunicar es compatible con el periodismo y su pretendida rigurosidad objetiva? Sin caer en posiciones optimistas o trágicas como las que se impusieron con el paradigma instrumental y crítico de los estudios en comunicación, me arriesgo a afirmar que los medios de comunicación funcionan como una crónica dirigida, relatan historia por fascículos, gacetas que llevan implícita una versión de un hecho contingente, pero moldeado de acuerdo a una forma de ver la realidad.
¿Parapolítica? Siendo consecuente con mi imagen de medios de comunicación como cronistas de versiones sobre hechos que constituyen una realidad, la parapolítica sería precisamente eso (o por lo menos para las audiencias, o sea todos los consumidores de medios, es decir, sin ser absolutista, para todos), una historia dentro de otra historia, una construcción social en la que intervienen muchos arquitectos a partir de versiones que se tejen desde distintos niveles y posiciones en los medios de comunicación.
El tema parece ser el apropiado para mi heroico acto inicial. Responder la pregunta por la influencia de los medios de comunicación en la vida individual y social no es nada fácil. Quizá es un acto suicida frente a la realidad de los medios de masas, para darle algún sentido al fenómeno paramilitar en su expresión parapolítica, trascendiendo la barrera existente entre la información y el conocimiento a partir del análisis de medios. Desentrañar la lógica de funcionamiento de los medios que codefinen mi propia realidad y la de los demás, significa sumergirse dentro de lo producido, como un carácter discordante en el texto, una letra que cambia la semántica de las palabras dentro del articulado, con la osada intención de establecer una relación simbiótica simultáneamente crítica y enriquecedora con los medios de comunicación.
Subversivamente, con este decidido propósito empecé nuevamente a navegar buscando el medio ideal desde el cual emprender mi análisis. El periódico parece seguir siendo, en esta época de convergencia, el más completo medio de comunicación. Empecé entonces mi recorrido tempoespacial, en tres momentos y en tres niveles en varias formas de presentación del escándalo parapolítico entorno al debate en el Congreso del 17 de Abril de 2007, impulsado por el Senador Gustavo Petro del PDA y su desarrollo en los periódicos disponibles en Internet a nivel regional, nacional e internacional en el periodo comprendido entre el 17 y el 27 de Abril de 2007 en diarios de circulación regional como El Pilón de Valledupar y El Informador de Santa Marta como muestra de la percepción local del acontecimiento a través de noticias, en una región donde la influencia de estos grupos, según se ha dicho, es evidente; luego pasaría a El Tiempo y El Espectador a nivel nacional donde busco analizar la opinión frente al fenómeno desde las diferentes posturas ideológicas de sus columnistas y lectores; y finalmente, a nivel internacional, abordo las lecturas notíciales de El País y La Vanguardia de España, y El Clarín de Argentina, sumando a ello materiales publicados en algunos portales y fuentes de la red.
Antes de entrar en la producción de cada uno de estos periódicos, es inevitable preguntarse que ha pasado para que los medios incluyan el tema en su agenda informativa y cómo lo han manejado. Según el CINEP, el debate sobre los nexos entre élites políticas y paramilitares es en la actualidad el principal reto frente a la calidad del régimen informativo colombiano, teniendo en cuenta que Colombia enfrenta tres procesos simultáneos en los cuales los medios de comunicación son fundamentales: el proceso de negociación con los grupos paramilitares, el conflicto armado y el surgimiento de bandas emergentes. El antecedente más cercano sobre como los medios colombianos asumieron el tema, fueron las negociaciones de paz entre el Gobierno de Andrés Pastrana y las FARC-EP (1998–2002) donde hubo “apertura comunicativa”, a diferencia del “cierre comunicativo” de la presente negociación Uribe con las AUC. En la coyuntura parapolítica, los medios estarían asumiendo una posición intermedia, el “equilibrio del péndulo” como política de punto medio en la cual asumen un periodismo de denuncia que al mismo tiempo desplaza el debate hacia aspectos de poca relevancia.
Para contextualizar el tema, UN Análisis, programa de actualidad y debate académico de la UN Radio, emisora de la Universidad Nacional de Colombia, en su emisión del 23 de Abril de 2007, desarrolla la temática propuesta ofreciendo un significativo preámbulo. Se señala como desde marzo de 2006 cuando se reveló por el computador de “Jorge 40” el nexo entre paramilitares y políticos, y tras la divulgación del pacto político con Salvatore Mancuso, se desata la controversia nacional que desemboca en el debate del 17 de abril de 2007 impulsado por el Senador Gustavo Petro del PDA sobre las Convivir en Antioquia y sus relaciones con políticos y militares, ante el cual el presidente Álvaro Uribe responde el 19 de Abril mediante una intervención pública de defensa con una rueda de prensa. Desde este panorama, se puede empezar a observar el manejo hecho por los medios de comunicación.
Iniciando el recorrido virtual por los medios desde una región de influencia paramilitar, me encontré con el periódico El Pilón de Valledupar y El Informador de Santa Marta. Ambos periódicos regionales en sus noticias sobre el tema se centran en las consecuencias del debate de la parapolítica, tomando como fuente los comunicados y declaraciones públicas de “notables” con titulares como “Apoyo al presidente Uribe: Fedegán convoca marcha nacional” o ““Dedicaremos todas las energías a lograr un Cesar sin paramilitares”: Uribe Vélez” de El Pilón en los cuales transcriben parte del comunicado del gremio y del discurso del presidente; como correlato, El Informador muestra su preocupación por la imagen tanto de la región como del presidente, expresada por “la clase política, dirigente y cívica del sur del Magdalena” que considera problemático el “estigma de la parapolítica”, pues según ellos el Magdalena se encuentra acéfalo en un estado de crisis, de allí los titulares: “Solicitaron a Mininterior: Estabilidad político-administrativa y continuidad al programa de gobierno” (23/04/2007) y “Admitió Uribe. “Acusaciones sobre su familia afectan las relaciones del país”” (20/04/2007) que presentan nuevamente el rechazo del debate adelantado. De acuerdo a lo anterior, esta muestra de periódicos regionales presenta un vació en las fuentes y en la construcción misma de la noticia, manifiesta en la reproducción de una sola voz en el trato de la información y en la escasez de investigación e información adicional.
Pero bueno, es comprensible que regionalmente se reproduzca “la voz de los que tienen voz”, los importantes, incluso los buenos informativos (Noticias UNO por ejemplo) buscan seleccionar acontecimientos que a la audiencia le interese realmente, y qué mejor que sus protagonistas. El problema es la representación que se hace a través de los medios (véase el caso del documental Los Niños de Beslan), el significado social que se le puede dar a un acontecimiento como la parapolítica excluyendo voces como las de la oposición o la academia; es allí donde se puede hablar de poder y manipulación desde los grupos de interés de élite vía medios.
En aquel momento frustrante frente a la realidad de la versión regional de la parapolítica, prefiero pasar al nivel nacional, con mayor cubrimiento y quizá donde mejor se puede ver la pluralidad informativa. Las columnas de Maria Jimena Dussan y Fernando Londoño pueden ser muestra de ello. Dussan, conocida por su postura crítica frente al gobierno, sobre el mantenimiento de la opinión favorable del presidente luego del debate de acuerdo a las difundidas encuestas, se pregunta “¿Es 'para' el corazoncito de los colombianos?” (22/04/07), señalando detalladamente que a pesar de las evidencias incriminatorias del presidente “este país no solo se derechizó por cuenta de lo que sucedió en el Caguán, sino que le ha dado por considerar al paramilitarismo como un mal menor, al cual hay que perdonarle sus excesos, en el entendido de que es un aliado incondicional en la lucha contra la subversión”; como respuesta, el polémico uribista Londoño, de clara tendencia conservadora, habla de la existencia de “las inmensas mayorías nacionales” del “80 por ciento de quienes apoyamos al presidente” que la oposición no acepta y que al no lograr convencer, decide desprestigiar al gobierno a nivel internacional desde Washintong, señalando que “Colombia padecerá mucho. No importa. Sus más caros intereses pueden naufragar No importa. Centenares de miles de compatriotas se quedarán sin empleo. No importa. El patriotismo es flor marchita en muchos corazones. Lo que importa es virar a la izquierda”. Quizás debido a la libertad de opinión que permite expresar las columnas, representan otras voces importantes en el tratamiento de la información, como puede observarse en estos casos extremos de posturas disímiles y que complementan la simple noticia.
Sin embargo, la prensa en Internet también amplió la participación de lectores, pasando de “la carta de nuestros lectores” en la edición impresa a los comentarios de noticias, el foro virtual o la pregunta del día. El Espectador, en los comentarios de los lectores publicados en la web sobre la entrevista realizada al Senador Petro titulada “Paras en Antioquia: la hora de la verdad” (15/04/07), recibe alrededor de 20 comentarios variados (con 117 calificaciones) que van desde posiciones de respaldo por “atacar de manera frontal a la mafia”, rechazo por sacarle “el cuerpo a las preguntas relacionadas con la guerrilla”, denuncia a los medios porque “la transmisión en directo [del debate] sólo pudo ser escuchada por unos pocos minutos” o por considerar que la “entrevista es implacable y malintencionada”, entre otros. Aunque la participación en estos espacios en la práctica es reducida, sea por acceso o por requisitos y/o exigencias del medio, dan cuenta de pluralidad y de apertura, permitiendo una apropiación real de la información.
Por último, paso al nivel internacional en el cual algunos periódicos reconocidos presentan noticias colombianas, en especial las de gran impacto o relacionadas con otro país, elaboradas por periodistas corresponsales o grandes agencias de noticias, dentro de su sección internacional latinoamericana. Este es el caso de El País de España, diario que a diferencia de La Vanguardia (que ignoró completamente el tema), muestra continuamente noticias colombianas como las desatadas por el debate de Petro. Titulares como “La oposición colombiana denuncia que Uribe promovió grupos paramilitares” (18/04/07) y “Nuevas acusaciones contra Uribe en el Congreso colombiano” (19/04/07), evidencian un seguimiento del tema dentro de la misma línea interpretativa, destacando aspectos que la prensa nacional no consideró, tal como la propuesta de Petro de realizar un “acuerdo nacional por la verdad”; sin embargo, las noticias parecen quedarse en la espectacularidad de los hechos, al destacar la precariedad de las instituciones y lo macabro del conflicto colombiano con titulares como “Colombia busca en fosas comunes cuerpos de 400 víctimas de paramilitares”, presentado por otro medio (El Clarín) como “La Violencia Paramilitar. Colombia: hallan los restos de 78 asesinados”, discordancias o cambios de acento que prueban la superficialidad de la investigación en ciertas informaciones. Puede decirse entonces que a nivel internacional, se presenta otra versión mediática de acuerdo a la caracterización del país como país en conflicto, privilegiando voces opositoras que contrastan con versiones oficiales, pero que encasillan la noticia en el tema de la violencia, a veces de manera imprecisa.
Luego de este recorrido virtual de más de una semana, puedo afirmar que cada medio de comunicación presenta una realidad distinta, en este caso, la realidad parapolítica visibilizada desde diferentes ópticas. Los medios de comunicación producen y reproducen en su labor mediadora esquemas de representación que puede llevar a falsas creencias, legitimar acciones gubernamentales o crear respaldo a ciertas políticas, según el manejo que den a la información. Si los medios funcionan como una crónica dirigida, con libertad coartada y propósitos predefinidos, mi heroica propuesta sería hacer de los medios de comunicación crónicas libres, narraciones por fascículos sujetas a la contingencia y lo subjetivo.
¿Cómo? Toda noticia es crónica, es desarrollo histórico de hechos que tejen la realidad social, así que debe alimentarse de múltiples voces disonantes, conocimiento del antecedente que facilite su comprensión, opinión plural y subjetiva, conconstrucción medio/audiencia, elementos que permitan establecer una relación simbiótica crítica y reconstituyente. Tal vez sea esta la relación que exige el tema de la parapolítica y la violencia en Colombia con los medios de comunicación como parte de la solución, para viabilizar una posible salida que ponga fin a nuestra trágica, crónica y repetitiva historia.
Alexander Madrigal
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