LOS INTERESES EN EL TRATAMIENTO
INTERNACIONAL DE LA INFORMACIÓN: Perpetuación de la opacidad en la
globalización
Alexander
Madrigal
Escritos desde Icaria (3)
Dentro de los posibles sinónimos del término interés, encontramos tres palabras
que me llaman fuertemente la atención: utilidad, ganancia y ventaja. Estos tres
sinónimos, que aparentemente no dicen nada, pueden ser válidos para
caracterizar el tratamiento internacional de la información. En un tiempo donde
los problemas de acceso a los medios de comunicación y difusión de información parecen
superados por las tecnologías virtuales, es falso que las barreras se hayan
superado y mucho menos que el privilegio de unos pocos (elites) no se perpetúe.
En primer lugar, el interés como utilidad remite a la dimensión del
poder. Los gobiernos nacionales siguen manteniendo el monopolio de la
regulación comunicacional, lo cual conlleva actos de censura o distorsión, unas
veces, en respuesta a medios oligárquicos que funcionan como empresas
familiares que olvidan el concepto de responsabilidad social y política frente
a su labor. La información es útil –y necesaria- para los intereses de
continuidad del poder; por ello, actividades como las campañas políticas realizan
un amplio despliegue de marketing político (v.g. elecciones norteamericanas),
confunden a la “opinión pública” con espectaculares declaraciones (v.g. las
buenas intenciones de los encuentros internacionales), procuran enredar los
hilos del poder para crear una falsa percepción de la política y demostrar así
la imposibilidad de cualquier forma de cambio.
En segundo lugar, otro interesante sinónimo de la palabra interés es ganancia, ligada a la dimensión económica, es
decir, al capitalismo, mal llamado economía de libre mercado. La búsqueda de ganancia
a través de la manipulación de la información es una de las mejores muestras
del oportunismo mercantil. Medios de comunicación privados nos saturan de
publicidad basura, farandulizan la noticia (nótese por ejemplo, el uso de la
mujer como objeto) y banalizan los hechos hasta el cansancio. Todo ello disimula
un rentable negocio de patrocinios económicos y beneficios privados que,
obviamente, no tiene por qué involucrar fastidiosas voces disidentes que
resultan satanizadas a través de cualquier discurso de moda o simplemente es acallado
porque no vende y a su criterio no interesa a nadie.
En tercer y último lugar, interés también significa ventaja, en este
caso, ventaja como superioridad o predominio cultural. La forma como se trata
la información legitima el orden vigente que se autoproclama como universal y
que no toma en cuenta otras visiones del orden social. Otras religiosidades,
otras cosmovisiones, otros liderazgos, el otro, no es reflejado sino
estereotipado como el criminal (v.g. el inmigrante), lo exótico (v.g. los
indígenas), lo disfuncional (v.g. los movimientos alterglobalización), etc.
De tal manera, en la práctica los intereses políticos, económicos y
culturales insertos en el tratamiento internacional de la información, niegan
el derecho a la comunicación y perpetúan mediante la distorsión y la manipulación,
las opacidades de la utilidad política, la ganancia capitalista y el predominio
cultural, propias de la globalización en el siglo XXI y que para nada han sido
superadas por el orden liberal capitalista.
Si bien por cada una de estas dimensiones (aquí apenas esbozadas), quedan
muchos temas y preguntas para el debate, la más importante para mí -como otro ciudadano
que simplemente opina- es cómo desarrollar alternativas sostenibles para
conseguir socialmente un tratamiento internacional de la información para el
interés público, interrogante frente al cual la respuesta puede estar en el cambio
ideológico y la desvalorización del orden vigente.
Alexander
Emilio Madrigal Garzón.
Politólogo Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Magister en Relaciones Internacionales
Universidad Andina Simón Bolívar (Sede
Ecuador)
aemadrigalg@gmail.com