Datos Personales

Colombia
Politólogo-Investigador de la Universidad Nacional de Colombia. Magister en Relaciones Internacionales con mención en Negociaciones Internacionales y Manejo de Conflictos,Universidad Andina Simón Bolívar.

jueves, 1 de marzo de 2007

Huella Personal

En este relato usted podrá encontrar un breve recorrido por algunos aspectos de mi vida que deseo compartir aquí, en relación con los medios de comunicación y mi experiencia personal frente a ellos, tratando de evidenciar la manera como estos han influido en la construcción de mi individualidad, como con seguridad también le ha sucedido a usted (razón por la cual l@ invito a leerlo), al tratarse el reconocimiento de los principales canales por los cuales se realiza el proceso de transmisión y recepción de ideas, información y mensajes, producto de la interacción social.

En principio es necesario proporcionarle a usted una mínima información sobre la persona que usted va a reconocer, baste mencionar que nací en la década de los 80’ teniendo los primeros recuerdos de la experiencia con los medios hacia finales de la década, siendo los años 90’ la época de mayor nitidez de esta relación y por esto con un mayor valor significante, y que para el nuevo siglo se presenta con más criticidad, relativa madurez, y ubicada en un contexto menos local, hacia uno más amplio temáticamente por lo diverso y global territorialmente hablando, experiencia que ahora se presenta unida a un posible proyecto de vida aun contingente e indeterminado.


Sobre la década de los 80’, tengo poco que decir, no se que percepción tenía en esa época, solo se trata de la llegada a un momento de la historia donde parte mi historia, marcada por el imaginario sociopolítico que unos padres tradicionales de clase popular pudieron tener en el escenario de la guerra fría y la posible influencia comunista, una música en otro idioma que aparentemente no traía más mensaje que el simple y novedoso sonido “pop”, una vestimenta diversificada que cambiaba de acuerdo a “lo que está de moda”, un conflicto interno que se expresa en los noticieros de los canales públicos de Televisión y en las emisoras radiales como la toma del Palacio de Justicia, la captura de “x” narcotraficante, el asesinato de un dirigente político, nuevos productos comerciales como el atari o el televisor a color y posteriormente a control remoto, las series de entretenimiento extranjeras como el auto fantástico o el hombre nuclear o realizaciones nacionales como Yo y Tu, que según me cuentan era buenísima, entre muchos otros productos culturales que en un escenario políticosocial determinado por la misma experiencia individual y de clase, deben hacer parte de mi, quizá en ese campo que escapa a cualquier intento de reconocimiento explicito.

La década inmortal de los 80' puede definirse de acuerdo con la experiencia personal de cada uno, donde, desde luego intervienen intereses, gustos, creencias, entre muchos otros aspectos, que de una u otra forma hacen parte de la personalidad individual, indisolublemente ligada al contexto sociohistórico al cual se pertenece. Dada la importancia experiencial, quiero ahora presentar una narrativa del paso de ésta década en mi vida, esperando reflejar la Huella Personal que ha plasmado en mi.
En principio cabe anotar que nací en 1984 -si, el año de la distópica novela de Orwell y su ficción totalitaria-, razón por la cual, aunque con seguridad inconscientemente ya influido por los medios, solo puedo decir algo desde finales de la década. Sin embargo, mis primeros recuerdos mediáticos (casi exclusivamente los que me ofrecía la TV) corresponden con los más famosos productos culturales de entretenimiento que mis padres y familiares como audiencias, consumían. Séries como el Auto Fantastico, Los Magníficos, o el Hombre Increible (las pocas que recuerdo en el momento), o caricaturas como Super Ratón, Don Gato, Tom y Jerry, o los personajes de la Warner como el Correcaminos, Bugs Bonny, El Pato Lucas, etc, Superman, Batman, o peliculas como Los Goodis, Dick Traicy, entre otros, han marcado mi vida de una u otra forma, pues me han acompañado más de lo que una persona pueda hacerlo, esto sin querer convertir al Televisor en un individuo, pero sí en una especie de compañia incondicional.


Quiero, en particular hablar de una de la séries que más aprecio, y recuerdo gratamente como un momento de encuentro familiar y de entretenimiento compartido. Se trata de SUPERBOY, série antecendente de películas y nuevas séries de gran audiencia. Quizá me guste e influya en mi, porque se trata de un Heroe que lleva una vida cotidiana, aparentando ser normal, pero con una mayor responsabilidad social, frente a un mundo donde todo puede pasar y por ello necesita un protector, más allá de distinciones de clase e intereses egoístas como los que habitan en el mundo capitalista; quizá sea la representación de un hombre que soy o puedo ser, extraño pero comprometido, no lo puedo aun saber. Este es un buen ejemplo de como un producto mediático influye directamente en la vida de un ser humano.


A diferencia con los 80’, los 90’ son la década de la claridad, del reconocimiento de mi vinculo mediático, y de mi necesidad casi fisiológica de un contacto permanente con un canal de comunicación con el mundo de la otra realidad (diferente a la mía) pero al mismo tiempo de la ficción creada en los mismos. Por una parte, la pertenencia a una audiencia en la etapa escolar primaria definía vías de socialización, pues era fácil relacionarse con alguien que, al igual que tu, es seguidor de las carcaturas de la Warner Brotheres, Super Ratón, Los Thunder Cats, Los Superamigos, Los Supercampeones, o el Dragón Mágico, que de una u otra forma, estimulaba la proyección hacia el cumplimiento de fines altruistas como ser un héroe, o un gran deportista, o simplemente ser un buen ser humano. De la misma forma, como el mundo de las caricaturas aportaba en mi proyección individual como ser social, las series sobre humor político como Zoociedad y posteriormente Quac, o hasta los Reencauchados y la Tele o El Siguiente Programa, me permitieron adquirir una opinión propia reforzada por las escasas noticias, formando un juicio sobre la realidad política que se expresaba en mis prematuras posturas frente a dichos temas de gran polémica.




En cuanto a la Radio, dadas sus desventajas frente a la Televisión, solo recuerdo las noticias de gran impacto o algunos locutores que por sus particularidades en la forma de transmitir la información, o sus eslogan llamativos, se volvían cotidianos. Sin embargo, la radio con el famoso “radio de pilas” también presentaba unas propuestas muy propias de entretenimiento como las radio novelas, los programas de humor, o de simple participación en torno a un tema, que invitaban a la reflexión, sobre todo en la época del apagón, o la aun más elemental compañía de la música y los recurrentes intentos de gravar la canción favorita o de escuchar repetitivamente ese Rock en español que tanto sonaba o de por lo menos tararear algunas canciones de Nirvana u otros grupos de haba inglesa.

Volviendo a la Televisión, no puede faltar el campo del cine. Desde las películas de terror de los “Muertos Vivientes”, “Viernes 13” u otras, pasando por la acción de “Rambo” y “Rocky” frente a la Unión Soviética en sus diferentes partes, las saga de “Retroceder Nunca Rendirse Jamás”, Depredador, Comando, Terminator, desde Holliwood o las producciones mexicanas con Cantinflas y los Charros de Sobrero, representaron un espacio de entretenimiento compartido en el espacio de la familia, y que permitían imaginarse el mundo ajeno a la realidad circundante, para pensar en sociedades diferentes o mundos inexistentes.

En cuanto a la prensa recuerdo la existencia del tradicional diario El Tiempo y El Espectador, acompañado por el siempre grotesco Espacio que aunque repudiado resulta ser el más observado, periódicos que hasta hace en verdad no mucho tiempo, parecían grandes bloques de texto que no merecían mi atención y del cual solo extraía (como tal vez lo sigo haciendo) las noticias que más me interesaban y desde luego las nunca descartables tiras cómicas. En cuanto a Revistas, el problema del acceso me ha condenado a leer noticias viejas, en Semana o Cambio principalmente, aunque esto fue superado por las publicación virtual y por su más fácil acceso en las bibliotecas. Lo interesante en estas últimas es su mayor análisis y profundidad, a diferencia de la descriptividad de los periódicos.

El nuevo siglo, como etapa donde ya siento que he asumido una postura más crítica frente a los medios de comunicación, incluye dentro de la radio, la televisión y la prensa, el novedoso instrumento del Internet. Éste me ha posibilitado de manera fácil y ágil el análisis de la información que me ofrecen los medios de comunicación, al permitir, por ejemplo, rastrear una noticia en diferentes medios para observar como la transmiten, cuales son sus énfasis y omisiones, y finalmente definir una postura autónoma frente a ella y el canal de difusión. Las facilidades de acceso a tan diversa información mediática en Internet desde luego que deben ser consideradas como positivas, de cierta forma democratizadoras del monopolio informativo y hasta creadoras de espacio alternativos, pero esta misma amplitud, tiende a colocar al consumidor ínternauta en el dilema entre amplitud o profundidad, decidiéndose generalmente (o por lo menos en mi experiencia) por la primera posibilidad, frente a lo cual sería necesario puntualizar fuentes pero sin limitarse a una sola visión.



Quiero anotar finalmente, que a lo largo de este relato usted ha reconocido la persona que iba a reconocer, reconociendo que yo tengo algo de usted y que usted puede confundirse en muchos aspectos conmigo a pesar de ser tan diferentes. Esto no le debe preocupar, lo importante es que usted es consciente de su vinculo social como ser individual y que lo único que lo puede llevar a distinguirse de la gran multitud que cree usted es la sociedad y los individuos que la componen, es su sentido crítico frente a la realidad construida por los medios de comunicación en esta nueva era de la información globalizada.

UN

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